viernes, 27 de noviembre de 2009

Pintores

Acompañando a unos amigos, visité una exposición en la Casa de la Cultura de Xátiva.
Sean este poema y este cuentecillo mi pequeño homenaje a los artistas del pincel.


PINTORES
Para todos ellos; todos, uno a uno.

Luchan contra los vientos
y las negras mareas.
Son fieles a sí mismos
con todas sus consecuencias.

Una canción les corre
por las ardientes venas;
su sangre es marejada,
es lírica fuerza;
se hace lienzo, vida,
ocres, grises, esencias...
Es un desparramiento
de lo que dentro llevan.

Sus ojos roban montes,
árboles, ríos, callejas,
trozos de mar, plazas, barcas,
tierras húmedas y secas,
caminos que se pierden
en la lejanía incierta...

Rostros que hablan, a gritos,
de silenciosa manera.
Pintores, casi dioses,
de esta encendida pradera.

Anónimo.
Este poema está escrito en el suelo, a la entrada de la Casa de la Cultura de Xátiva, en la calle de Moncada.

CUENTO
Un famoso pintor invitó a sus amigos, amantes del arte, a la presentación de su último cuadro. Al retirar el paño que lo cubría, un ¡oh! de admiración llenó la sala. Era una obra maestra.
El lienzo representaba a Jesús llamando a una puerta. Se notaba la exquisita sensibilidad del artista, que era hombre de fe, en los rasgos de Jesús, en su cara, apoyada en la puerta, como si escuchara el interior...
El autor fue largamente aplaudido y felicitado. Sin embargo, no faltó entre los asistentes un crítico que buscara fallos. Alguien le dijo:
-Se ha olvidado usted un detalle.
-¿Cuál, amigo mío?
-La puerta de la casa no tiene cerradura.
A lo que el pintor respondió:
-Esa puerta no es la de una casa. Jesús llama a la puerta de nuestro corazón, y ésa sólo se abre por dentro.
Lo escuché en Radio María.