viernes, 23 de abril de 2010

Un niño llamado Juan María Vianney

Escribí esta carta a mi nieta María, que este año hará su Primera Comunión. Pido a Dios que el ejemplo de este santo le ayude a ser buena cristiana. También llama la atención el ejemplo de sus padres, aún en circunstancias tan difíciles...

Mi querida María:
Con mucha ilusión voy a contarte la historia de un niño que se llamaba Juan María Vianney.
Me imagino que sabrás que este año está dedicado a los sacerdotes, y que habrás oído hablar de su patrono, el santo cura de Ars. Un sencillo cura de pueblo, modelo para todos los sacerdotes del mundo. ¿Y por qué?
Podría pensarse que fue superinteligente, supertodo. Nada de eso. Mira cómo era de niño.
En un pueblecito cercano a la ciudad de Lyon, en Francia, vivía un matrimonio de campesinos. Mateo era un hombre honrado y trabajador, muy creyente y amigo de todos. María, su esposa, una mujer alegre y sencilla, que estaba siempre muy ocupada atendiendo a su familia, y cuidaba especialmente de la educación de sus hijos. Tuvieron seis: Juan María, el primogénito, murió cuando era un bebé de pocos meses. Catalina era la hija mayor, y ayudaba mucho a su madre. Luego nació el tercero, Juan María, al que pusieron el mismo nombre del hermanito que estaba ya en el Cielo.
Eran los años de la Revolución Francesa, tiempo turbulento, sobre todo para los cristianos. Fueron prohibidas las órdenes religiosas, y sus bienes confiscados.
Los sacerdotes que se negaban a firmar la Constitución eran condenados a muerte, y la Ley castigaba igualmente a quienes les protegieran y ayudaran.
En aquel contexto de violencia, los niños , sin escuela, solían proferir palabrotas, y a menudo se entretenían en juegos poco recomendables.
En el hogar de la familia Vianney se respiraba un ambiente sano de afecto y comunicación. En el otoño e invierno, cuando las noches eran largas, todos se reunían junto al fuego, y allí los niños aprendían las oraciones y las enseñanzas cristianas. La iglesia del pueblo también permanecía cerrada, y unos esbirros habían quitado de su pedestal las cruces de los caminos. Pero cuando algún sacerdote pasaba por aquellos lugares intentando huir, era bien acogido en esta casa, aun con riesgo de sus vidas.
En alguna ocasión incluso se pudo celebrar la Santa Misa, aunque de forma clandestina.
Juan María recordaría toda su vida aquella experiencia. Los niños avisaban a los fieles, que acudían sigilosamente, en pequeños grupos para no despertar sospechas. El sacerdote les confesaba, apartándose en otro aposento. Luego bautizaba a los niños que habían nacido, y unía en santo matrimonio a los jóvenes que se lo pedían. Y al final, todos se unían en una auténtica acción de gracias, que eso significa la palabra Eucaristía. Después, con lágrimas en los ojos, despedían al sacerdote camino de su exilio.
Pero la acogida no se reservaba a los sacerdotes, pues la hospitalidad era para todos, tal como Mateo aprendió de su padre, el viejo Pedro Vianney.
Cuando se congregaban muchos, María añadía un poco más de sopa, con aquellas verduras frescas, recién traídas del campo.
-No va a haber suficiente para todos,.- solía decir a Mateo.
-No te preocupes, repártelo, yo no quiero cenar esta noche.
Y mientras ellos cenaban, Mateo subía al granero para que pudieran acomodarse sobre un mullido lecho de pajas.
Después de cenar, Catalina ayudaba a mamá, y Juan María barría la sala y colocaba las sillas en torno al fuego, del que sólo quedaban unas brasas.
Luego, entre todos extendían las capas y los mantos de los recién llegados, para que los tuvieran secos al día siguiente.
Por la mañana, antes de marcharse, tomaban con la familia un frugal desayuno, no sin antes haber rezado todos juntos las oraciones.
Juan María gozaba grandemente con ello.
¿ Y qué hacía este niño durante el día? Ya te he contado que no había escuela, por lo que no pudo ser un niño instruído.
En verdad, ni siquiera sabía hablar bien el francés, porque en aquella región se hablaba un dialecto.
Juan María, que era un niño muy obediente, salía cada mañana al campo con su padre, y mientras éste hacía los trabajos más pesados, el niño cuidaba las ovejas.
Cuando hacía buen tiempo y los días eran largos, sus hermanos pequeños le acompañaban, y Juan María se ponía muy contento. Mientras las ovejas sesteaban, los chiquillos colocaban unas piedras formando un pequeño altar, y con barro modelaban las figuras de Jesús, María y José. Luego recogían flores silvestres, y colocados en fila, iban cantando a hacer su ofrenda.
Entonces las procesiones religiosas estaban terminantemente prohibidas en toda Francia, pero en aquellos verdes prados se celebraban con toda devoción y solemnidad.
Tanto para sus hermanos pequeños como para otros niños del pueblo, Juan María fue un verdadero catequista.
El amor a Jesús, su gran amigo, y la confianza en María , nuestra madre del Cielo, eran su mayor alegría. Quería que todos los niños les conocieran,
El tenía que anunciarlo. Deseaba con toda su alma ser apóstol.

La leyenda del buen ladrón

Quiero incluir en mi blog este relato que escuché en Radio María, aunque es más propio de Semana Santa...Pido disculpas por el retraso.

Los escritos de la Biblia suelen ser escuetos en cuanto a la vida de los personajes que nos presentan.
El espíritu del creyente, que no puede evitar verse identificado en ellos, gusta imaginar cómo sería la vida de aquellas personas que tuvieron la dicha de rozarse con Jesús.
Él ha querido quedarse en la Eucaristía para encontrarse con nosotros.
LA LEYENDA DEL BUEN LADRÓN
El ángel del Señor habló en sueños a José y le dijo: "Levántate, toma a María, tu esposa, y al Niño, y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes busca al Niño para matarlo."
José obedeció el mandato que le había hecho el Señor por medio de su ángel, y todavía en la oscuridad de la noche, aparejó el borriquillo, cargó sobre él sus escasas pertenencias y ayudó a María a montar en él. Con gran ternura tomó al Niño y lo colocó en brazos de su madre, que lo abrigó amorosamente.Y comenzaron a caminar hacia el desierto, hacia las tierras de Egipto.
A los pocos días se vieron envueltos en una tempestad. Una tormenta de polvo y arena del desierto cayó sobre ellos. José, con gran firmeza, sujetó al borrico y le obligó a echarse en el suelo, invitando a María a que cubriese al Niño y se acostara también. Fueron horas muy duras, el viento arreciaba con fuerza, la arena caía sobre ellos amenazando sepultarlos, una sed abrasadora los consumía...pero su espíritu estaba sosegado, confiaban en el Señor. Cuando ya pasó todo, se levantaron dando gracias a Dios, y tras sacudirse la arena y el polvo, reemprendieron el camino.
Conforme avanzaban en la marcha oyeron unas voces, y José advirtió que se trataba de unos bandidos, por lo que , prudentemente, se ocultó con su familia tras unas rocas. Como se hablaban a gritos, pudo oír que se dedicaban a asaltar las caravanas que venían de Arabia. Le entró cierto temor por el Niño y su Madre, pero como nada poseían, pensó que no serían objeto de su interés. Salió solo, para hacer notar su presencia, y se acercó al grupo.
-Soy un padre de familia, voy a Egipto con mi esposa y mi hijo. Somos pobres, incluso el agua y los pocos víveres se nos han terminado, así que no tenemos nada, por favor, déjennos seguir nuestro camino.
El jefe de la banda, un hombretón llamado Dimas, se mostró cercano y hasta complaciente.
No temas, --le dijo-, ahora llamaré a mi esposa para que venga a ayudaros.
Cerca de allí, en una cueva donde se refugiaban los bandidos, estaba Cela, la mujer de Dimas, que a la llamada de su marido acudió al instante.
Viendo a María se llenó de gozo, y no sabía qué decir.
Miró a la Señora, que irradiaba paz; nunca había visto una joven tan hermosa, y se arrodilló emocionada.
-Hermana mía, levántate, -dijo María al punto.
Cela preguntó en qué podía servirle y María le pidió un poco de agua.
Cuando Cela se internó en la cueva, un chiquillo de ojos oscuros apareció en el umbral. A una señal de su madre, volvió al interior. Cuando Cela trajo el agua, que acarreaba de un pequeño manantial, los tres bebieron y se saciaron. María le preguntó por aquel niño.
-Es mi hijo Dimas, respondió Cela, pero está enfermo. No quiero que venga, no vaya a contagiar a su pequeño.
Pero José y María le rogaron que saliera, y cuando Dimas se acercó y miró a Jesús con sus grandes ojos oscuros, su imagen quedó fija en él, dejándolo anonadado.
María pidió a Cela que trajese una jofaina con agua para bañar al Niño, pues el sudor del viaje y la arena se le habían metido por todo el cuerpo. Así que Jesús pudo gozar de un baño reparador; y luego María lo sostuvo tiernamente en sus brazos mientras le acariciaban los rayos del sol.
Después, Cela les ofreció unos alimentos que ellos aceptaron agradecidos. Comieron y guardaron para el camino, saliendo de allí muy reconfortados.
Mientras se alejaban, Dimas, Cela y el pequeño Dimas, con todos los bandidos, permanecieron de pie contemplando aquella inolvidable estampa, hasta que sus siluetas se perdieron en la lejanía del horizonte. Habían recibido una visita excepcional, que dejó en ellos un recuerdo imborrable.
Al volver a la cueva, Cela iba a retirar la jofaina, pero Dimas le pidió que lo bañara, como había visto que María hacía con Jesús. Cela accedió, quería imitar a aquella noble señora y dulce madre. El travieso Dimas disfrutó como no lo había hecho hasta entonces, y permaneció abrazado a su madre mientras un rayo de sol secaba su piel.
La pobre madre nunca lo había visto tan feliz. Y entonces se dio cuenta de que estaba curado.
Habían transcurrido más de treinta años cuando una mañana la ciudad de Jerusalén amaneció sobresaltada. Hasta la prisión llegaba el alboroto y las voces del gentío que gritaba: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale!
Dos condenados estaban ya prestos para el cadalso. Habían sido apresados en el momento del robo, y ahora iban a salir, camino del calvario. Era una espera angustiosa.
Les hicieron cargar con su cruz, y caminar detrás de otro, que no sabían quién era, pero debía ser conocido porque las mujeres lloraban en el ascenso por la angosta calle de la amargura.
Llegados al Gólgota, los tres fueron crucificados, y sufriendo terribles tormentos, esperaban la muerte.
Dimas, el de los ojos oscuros, estaba allí. Aquel corazón que no había olvidado a Jesús, intentaba girar la cabeza para mirar el rostro del condenado que estaba crucificado junto a él. Entretanto, el otro bandido le increpaba:
-Si eres tú el Mesías, sálvate a ti mismo y a nosotros.
Pero Dimas decía: -¿No temes a Dios, ni siquiera estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque pagamos por nuestras culpas, pero éste es inocente.
Y dirigiéndose a Él, le suplicaba: Acuérdate de mí, cuando estés en tu reino.
Y en medio de su dolor, pudo escuchar la mayor palabra de consuelo que jamás haya oído hombre alguno: "Hoy estarás conmigo en el paraíso".

miércoles, 10 de febrero de 2010

Milagros de Nuestra Señora

Aunque me gustaría dedicar más tiempo al blog, y no puedo hacerlo porque tengo otras prioridades, no quiero que pase desapercibida la festividad de hoy, 11 de febrero, Nuestra Señora de Lourdes.
En el espacio de los más pequeños, "La hora feliz", en Radio María, ayer escuché este relato, que me complace compartir.

OTRO MILAGRO DE NUESTRA SEÑORA

Entre los muchos prodigios reseñados en Lourdes figura el de un hombre que vivía en el sur de Francia, y que en 1944, acusado de un delito que no había cometido, fue condenado injustamente a veinte años de cárcel.

Se despidió de su mujer y de su hijo, que murió en la guerra europea pocos meses después, y aunque su esposa le visitaba en la prisión, este hombre cayó en una gran amargura y desesperación. Cada vez que iba a verlo, ella trataba de animarlo y darle esperanza, la fe la había sostenido, y ella trataba de comunicárselo, pero él no quería ni oír hablar de Dios. Más tarde, la pobre mujer enfermó y murió.

Cuando se habían cumplido trece años de presidio, el juez levantó la condena, y el hombre fue liberado. Volvió a su casa, y encontró una carta que le había escrito su esposa antes de morir. En ella le pedía que fuese al santuario de Lourdes, como tantas veces habían hecho antes, y rezase un Padrenuestro por ella.
Miró la carta con cierta indiferencia, y no sentía deseo alguno de cumplir la petición de su esposa, pero ella había sido buena con él, y con el paso de los días, aquella idea le quitaba el sueño. Por lo que decidió tranquilizar su conciencia y peregrinó a Lourdes. Era el año 1958, cuando se cumplía el centenario de las apariciones.

Al llegar allí lo encontró todo cambiado. Ya no sentía la emoción de antes, cuando iba con su familia; ahora todo le parecía frío y falsedad. Realmente le desagradaba aquel lugar, así que pensó que ya había cumplido y se iba a marchar cuando una jovencita muy sonriente le preguntó si quería beber, al tiempo que le ofrecía un vaso de agua. Miró a la muchacha, y por no desairarla, lo aceptó. Luego se alejó.

La chica se le quedó mirando, pero no le dijo nada. El hombre pasó junto a un grupo de personas que rezaban el Rosario, y se acordó del ruego de su difunta esposa. Se sentó cerca, mas que en oración, embargado de recuerdos y nostalgias. Así pasó largo rato.

Por la tarde, apareció otra vez la amable jovencita. Se acercó, y mantuvieron un pequeño diálogo:
-¿Está usted mejor? Parece que le veo más tranquilo... Esta mañana me ha dejado tan preocupada que le he pedido a Nuestra Señora que antepusiera su súplica a la mía.
-¿Tú le has pedido algo?-preguntó el hombre que hasta entonces había permanecido en silencio.
-Sí, he venido para pedir por mi padre, que está muy enfermo, creo que va a morir.
-Lo siento, -murmuró en voz baja.
-Lo peor es que tiene un problema de conciencia que le causa gran remordimiento.
Mi padre me ha contado que en la guerra declaró en falso, y por ese motivo encarcelaron a un amigo de su infancia. Mi padre querría pedirle perdón antes de morir.
-¿Eres tú Jacqueline?
-Sí, ¿cómo lo sabe?
-Porque yo soy el encarcelado.
La muchacha se apartó, como si temiera algo, pero él le dijo: No temas, dime dónde está tu padre. Quiero ir a verlo y decirle que todo está perdonado.

lunes, 25 de enero de 2010

LA HERENCIA

Sabido es que éste puede ser un momento conflictivo en las familias. Para que ésto no suceda, sino que sea motivo de sana prosperidad, gratitud hacia los padres y generosidad entre los hermanos, quiero contaros mi experiencia, lo que ocurrió en mi familia.

Este fue el ejemplo de mis mayores.
Por orden cronológico, la primera en heredar fue mi madre. Puesto que yo todavía no había nacido, os refiero su propio relato:
El fin de la guerra el 1 de abril de 1939, y el regreso de los hombres que habían combatido en el frente, fue, naturalmente, de gran regocijo. Pero después de tres años de guerra, uno de ellos de extrema sequía, el campo era yermo y las despensas, vacías; el fantasma del hambre hizo que muchas familias emigrasen a Barcelona, o a otros lugares.
Mi abuelo materno, hombre justo y bueno, quiso atajar este mal repartiendo sus bienes entre sus siete hijos.No era viejo todavía, pero el sufrimiento de la guerra había debilitado su salud. Pensó en sus hijos: ellos eran jóvenes, todos casados, algunos recientemente, y creyó conveniente darles todo lo que poseía para que se abriesen camino en la vida. Y así lo hizo.
Se hicieron siete lotes. Uno de ellos, el de la casa paterna, con la condición de que los padres vivirían en ella. Esto provocó alguna reacción poco afortunada. Una de las hijas se expresó así: "Casa grande y con abuelos, ¡ vaya herencia interesante!"
A lo que mi madre respondió:"Si alguien no quiere la casa, yo le cambiaré mi parte".
Quiero aclarar que esto no lo dijo por conveniencia, pues al ser la casa de más valor, ese lote tenía pocas tierras de cultivo. Siendo mi padre jornalero porque no poseía campos, otro lote les hubiese convenido más. Se realizó el sorteo; mi madre cumplió su palabra y cambió su parte, de modo que tuvo que compartir la casa con sus padres. No le importaba, para ella eran un tesoro. Después, la estrechez económica les instó a emigrar. Mis padres y mi hermano fueron acogidos en Barcelona por unos familiares que les cedieron una habitación en su pequeño piso. El hacinamiento era inevitable.
A mi padre le ofrecieron el empleo de portero en un inmueble de reciente construcción.Pienso que él recordaría aquellos versos de José Mª Gabriel y Galán:
"...como los anchos cielos, / como los campos de mi amada tierra..."
Mi padre, pastor de niño, campesino joven, hombre libre y amante de la naturaleza, no podía encerrarse de por vida en una portería.
Así que pronto volvieron a Bicorp, gracias a Dios.

El caso de mi padre fue diferente.
Mis abuelos paternos eran más pobres; la casa y algunos campos, poco tenían que legar.
Al morir mi abuela en 1956, mi abuelo quedó solo y deseaba ardientemente volver a ver a un hijo suyo que habia emigrado a Argentina años antes, con su esposa y dos hijos de corta edad.
Los hermanos acordaron repartirse los bienes haciendo cinco partes; como eran cuatro hijos, una parte se vendió para costear el viaje. Fue un gesto de gratitud hacia su padre, de generosidad en medio de la precariedad. Mi abuelo pasó un tiempo en América y luego volvió, para morir aquí con nosotros.

Escribo esto porque la historia es maestra de la vida.
El progreso material es acumulativo, pero el progreso espiritual, no.
La vida es una elección constante sobre lo que vamos a hacer, y cómo lo vamos a hacer.
Podemos heredar los bienes de nuestros mayores, y podemos heredar su ejemplo y su talante si consideramos su vida, reflexionamos sobre ella y sacamos conclusiones.
A este fin he dedicado este relato.

La herencia no es una compra- venta para mirar precio o regatear.
Heredar es recibir los bienes de los padres como un regalo, y vivir contentos y agradecidos, sin mirar si me ha tocado más o menos.
Cada hijo es distinto, pero los padres queremos a todos igual, intentamos dar a cada uno lo que necesita: así, uno tiene problemas de visión, otro requiere un tratamiento de ortodoncia, hay quien rompe más calzado...
No pueden contarse las noches sin dormir, los sacrificios, el esfuerzo por comprenderos, el tino para corregir, la alegría de abrazaros...
El mayor legado es el amor.
¿ENTENDEMOS LO QUE ES AUTORIDAD?

Dicen en inglés: “Authority is the worst form of argument”, es decir, la autoridad es la peor forma de argumentar. Yo diría: según qué entiendas tú por autoridad. Por eso, quiero explicarte lo que es realmente la autoridad. Si entiendes esto, deducirás lo que te pide Dios en el cuarto mandamiento: honrar a tus padres.

Evidentemente que los hijos son fuente de innumerables alegrías. Pero también son causa de permanentes preocupaciones. A medida que crecen los hijos, crecen los problemas que ellos plantean. Problemas de desarrollo, de carácter, de integración, de capacidad, de salud, problemas económicos. Cuando son pequeños, en general, los problemas son pequeños…cuando crecen, los problemas son más graves.

Comienza el natural tira y afloja, entre los padres y los hijos. Éstos, ansiosos por ir estrenando el don de la libertad; aquellos, colocando límites, porque aún “son muy chicos” y pueden seguir caminos equivocados. Llegan momentos difíciles para los padres, quienes frente a diversas situaciones o circunstancias del hijo, se preguntan: ¿qué hacemos? ¿Mandamos y obligamos? ¿O les tenemos paciencia? ¿Castigamos y “mano dura”? ¿O somos comprensivos? ¿Qué hacemos?

Se plantea el problema de la autoridad.
Pero, ¿qué es tener autoridad? Si buscamos en el diccionario, encontraremos que autoridad es tener poder sobre una persona. Pero, ¿qué tipo de poder?

Si realizas una encuesta sobre qué es autoridad, o qué tipo de poder da, la mayoría responderá que es poder para “mandar”. Esta respuesta surgirá de la propia experiencia del hogar, del trabajo, de la política, del gobierno, etc. Es esta misma concepción la que hace que exista, especialmente en las generaciones jóvenes, un rechazo a la autoridad, porque ella aparece como una limitación y amenaza para la libertad.

Sin embargo, los cristianos gozamos de un Dios que tiene poder infinito y ese poder puede utilizarlo para ayudarnos y salvarnos. Cristo, que tiene el poder del Padre, se presenta como el Buen Pastor, mostrando un poder para amar, dar vida y servir a los suyos.

¿Dónde está la clave? Analicemos el vocablo AUTORIDAD. Viene del latín “auctoritas”, que significa garantía, prestigio, influencia. Deriva de “auctor”; el que da valor, el responsable, modelo, maestro; que a su vez se relaciona con el verbo “augeo”, acrecentar, desarrollar, robustecer, dar vigor, hacer prosperar. Entonces, autoridad viene de "auctor" y "auctor" es el que tiene poder para hacer crecer.

Por lo tanto, los padres son verdadera autoridad para sus hijos no en la medida en que los “mandan”, sino en la medida en que son sus autores, por haberles dado la vida y, luego, porque los ayudan a crecer física, moral y espiritualmente. La autoridad está en ayudar a los hijos a desarrollarse como personas, enseñándoles a hacer uso de la libertad, capacitándolos para tomar decisiones por sí mismos y mostrándoles por cuáles valores hay que optar en la vida.

La autoridad debe estar al servicio de la libertad, para apoyarla, estimularla y protegerla a lo largo de su proceso de maduración. Apoyar y estimular implica la madurez de los padres que descubren que el hijo es persona, por lo tanto distinto de los padres y que, en la medida en que ejerzan su libertad, irán tejiendo su propia realización personal. Protegerla en el proceso de maduración, significa que el hijo aún no está capacitado para caminar solo por la vida.

Hoy, tal vez, sea una de las mayores fallas de los padres. No existe una verdadera protección de la libertad del hijo. Cada vez se desentienden más de los pasos y opciones de los hijos. Los padres están claudicando muy temprano en la protección de la libertad del hijo. ¿Causas? No saber cómo hacer, el desentenderse porque es más fácil, el querer ser padres “modernos”.

No proteger la libertad del hijo es arriesgar el proceso de maduración, y tal vez, conducir a una vida en la cual queden muy comprometidas la felicidad y la realización de aquel que se dice quererlo mucho. ¿Se lo querrá tanto si no se protege el uso de su libertad?

Estarás conmigo al decirte que la autoridad es necesaria, ¿no crees? ¿Qué pasaría si en el mundo no hubiese autoridad? Piensa un poco conmigo.

Sin autoridad no hay sociedad ni disciplina, ni orden... habría caos, anarquía. Y también diré que no puede haber autoridad sin Dios. En un último término, la autoridad legítima viene de Dios.

Sobre la autoridad legítimamente constituida brilla una luz sobrenatural. ¿Cuál? La Voluntad, la Ley de Dios. Por tanto, cuando tú obedeces a la autoridad, no obedeces a un hombre simplemente, sino a Dios que te manda mediante ese hombre, te guste o no, te cueste más o menos.

Tú podrías obedecer por temor, por adulación, por cálculo, por astucia, por afán de lucro... pero estos motivos son indignos del hombre. Eso no sería obediencia a la autoridad, sino servilismo interesado y bajo.

La obediencia consiste en hacer lo que se manda, porque en la persona del superior (papá, mamá, jefe, sacerdote, obispo, Papa, maestro...) se ve la autoridad de Dios y porque eso que se me manda te realiza y te perfecciona. El hijo tiene que ver esa autoridad de Dios en sus padres, el alumno en sus profesores, el ciudadano en el poder estatal, el dirigido en su director espiritual...

¡Qué importante es que los que tienen autoridad lo hagan movidos por el espíritu de servicio, amor y respeto, como Dios quiere!

Creo que algunos de los medios para ejercer la autoridad educadora son éstos:

• El ejemplo: antes que nada, padres que muestren cómo se debe ser. Los hijos no son solamente educados por consejos o lindas palabras. Todo lo que viven y ven en el hogar se transforma en fuerza educadora. Además, cuando ellos no encuentran coherencia entre lo que escuchan de sus padres y lo que ven en éstos, les es imposible realizar una síntesis de lo recibido. Los ejemplos arrastran, las palabras sólo mueven.

• El diálogo: es fundamental en la creación de un clima de amor y confianza en la familia. La actitud de diálogo con los hijos, pasa por sobre todas las cosas en saber escucharlos. Dedicarles tiempo a sus inquietudes. Es necesario que los padres sintonicen con sus hijos, y no decir simplemente: “está mi hijo en la edad del pavo”. Así no se arregla nada. Acércate a tu hijo y pregúntale por sus problemas y anhelos. Hay que dialogar con el hijo y con la hija.

• El estímulo: en todos los órdenes de la vida el ser humano necesita del estímulo, del reconocimiento de la buena acción. Si el papá y la mamá sólo retan y ponen penitencia cuando el hijo ha hecho algo malo, ¿qué clase de autoridad tienen? Y cuando hace algo bien, ¿le felicitan al hijo? Es verdad: el estímulo no debe ser intercambios o acuerdos comerciales, porque estarán creando un hijo interesado: “si pasas de año, te regalamos…”. ¡No! Así formamos interesados y egoístas.

• Insinuar y aconsejar: No todo lo deben decidir los padres. Si fuera así, el hijo buscará su distancia por sí mismo, rompiendo la dependencia. En cambio, cuando para sus opciones encuentra en sus progenitores un punto de referencia a través del consejo o de la insinuación, esto le da seguridades, por lo tanto afianzará la relación de filiación.

• La corrección: Algunas veces es necesario corregir, porque existe en el hombre la tendencia al error, al pecado. Pero si se utilizan los demás medios, seguramente que no habrá que abusar de éste. La corrección es necesaria en la protección de la libertad, en el sentido de ayudar a crecer. Nunca el “reto” debe surgir como desahogo del mal genio de los padres, actitud que conduce, casi siempre, a una injusticia y a una acción negativa en el trabajo educativo.

• Marcar ideales de vida: al hijo hay que ayudarlo a mirar alto. En la vida es necesario tratar de alcanzar grandes ideales, para evitar el conformismo y la mediocridad. Los papás deben transmitir a los hijos y contagiarles elevados ideales. El ideal más grande para un hijo es Jesucristo.

Para terminar este apartado sobre la autoridad, debo decirte cuáles son las actitudes concretas sobre las que debe descansar la autoridad.

• Respeto: los hijos no son propiedad de los padres, sino de Dios. Más aún son personas diferentes de los propios progenitores; por lo tanto, se exige un gran respeto por ellos, por su vida, por sus caminos.

• Desinterés ¿Qué amor debe ser más desinteresado que el de los padres por sus hijos? Los padres son para los hijos y no a la inversa. Por lo tanto, hay que amarlos sin esperar nada de ellos. Además, este desinterés lleva a la madurez de los padres a la hora de la partida del hijo, que encontrará generosidad y apoyo en los padres, y no obstáculos en aquellos, sea por el estudio, para la formación de un noviazgo, para casarse o para la consagración y la entrega a Dios, como sacerdotes o religiosas.

• Humildad: un servicio tan grande, como es el de los padres a los hijos, exige una gran cuota de humildad. Esta humildad implica asumir las propias limitaciones como padres para la tarea educativa, y fundamentalmente tener la capacidad de adaptación de los propios errores ante los hijos. Actitud que llevará a pedir perdón a los hijos cuando las circunstancias lo motiven. Esto les enseñará a pedir ellos perdón cuando sea necesario a los propios padres.

¡Padres, no olvidéis nunca que vuestra autoridad viene de Dios! ¡Sed dignos de vuestra autoridad! No os podéis dejar llevar por la tiranía, el despecho, la impaciencia. No podéis mandar con autoritarismo, pues el autoritarismo impone, humilla, hiere. La autoridad hace crecer, ilumina y motiva al súbdito.

¡Padres de familia, meditad lo que significa ser padre y ser madre!
Ser padre no es sólo trabajar y llevar dinero a casa. La esposa necesita un marido que ame su hogar, y los niños necesitan un padre que sienta preocupación por ellos, que los cuide, que se interese por sus cosas. Así sería llevadera la obediencia.

¿De qué sirve un papá que compra una mejor casa, un mejor auto, si su esposa, de quien no se preocupa, se va alejando de él?

¿De qué sirve que te vaya bien en tus negocios, padre de familia, si no sabes qué hace tu hijo, cómo le va en la escuela, qué amigos tiene, a dónde va?

Ser madre no es sólo cocinar, lavar, planchar... sino dar cariño, amor, ternura; es ser luz y piedad y aliento, y solicitud y paciencia; ser calor y delicadeza, intuición y detalle. Así sería llevadera la obediencia a mamá.

Ser padre es tener una relación de amistad con el hijo, preocuparse por el hijo, ayudar al hijo, dar ejemplo al hijo, dar buenos consejos al hijo, atenderlos material y espiritualmente, vigilar discretamente las compañías de su hijo, alentarlos en sus fracasos y compartir sus alegrías.

¿Qué dirías de ese papá que no asiste a ese campeonato final de su hijo... o que no asiste a su fiesta de egresado donde su hijo recibe su premio o su diploma…porque está en sus negocios? ¿Qué mejor “negocio” que su propio hijo, verle crecer, progresar, alegrarse con sus triunfos?

¿Qué dirían de ese papá o mamá a quienes no les interesa la primera comunión de su hija, que no la acompañan en la catequesis, ni en la participación en las misas, que no les da ejemplo confesándose y comulgando, a quien no le interesa rezar en casa?

¡Qué difícil se hace la obediencia cuando no hay por delante un ejemplo de vida! ¿Cómo va a respetar a su padre de la tierra, cuando su mismo padre no respeta a Dios Padre?

Los papás deberían sentir que Dios les ha encomendado la suerte terrena y eterna de sus hijos, ¡Qué responsabilidad!


¡Vence el mal con el bien!

Antonio Rivero LC
Catholic.net

Pequeña guía para grandes padres

A mis hijos, a mis nietos, a todos los niños; para que sean buenos, que es la única vía para ser feliz.



Nuestros niños suelen vestir a la moda, con frecuencia comen dulces, tienen bonitos juguetes, se les hacen muchas fotos... Pero nada de esto les dará la felicidad.



“Si valoras a tu hijo.
Si le alabas, y le abrazas, y le felicitas cada vez que haga algo bueno, el bien crecerá en él sin dejar espacio al mal”

···

Puede parecernos una utopía, pero en la medida en que nos acerquemos a ella, tendremos éxito en nuestra labor como buenos educadores.
El niño, por naturaleza, tiende a hacer lo que le apetece, nosotros debemos enseñarle a hacer lo que debe.

Un esquema positivo
1. El niño se porta bien.
2. Le abrazo, le felicito, sabe que le valoro, se siente querido.
3. Está contento, tiene ilusiónpor hacer el bien.

¿Cómo conseguir esto?
Creando las condicionespara que el niño se porte bien.
···
A- Condiciones físicas
1. Horario de sueño
2. Horario de comidas
3. Descanso y actividad
B- Condiciones psíquicas
4. Voluntad y disciplina
5. Clima de confianza y alegría


1. Sueño

· El niño debe acostarse pronto.
· Levantarse en cuanto se despierte. A ninguna edad se dejará despierto en la cama, sino que se le animará a jugar, estudiar, trabajar, etc.
· Debe dormirse solo. Podemos acompañarle unos minutos para rezar con él o contarle un cuento, pero es importante que, todavía despierto, le demos un beso y nos despidamos cerrando, o al menos entornando, la puerta.
Quedarse solo y dormirse le dará autonomía y seguridad en sí mismo
· Dormir es el mejor alimento para el cuerpo y la mente.
· La siesta es muy beneficiosa.
· Mejor si la hace con luz natural
- Por el gran beneficio que nos reporta la luz solar.
- Porque en verano dormirá más fresco y ventilado.
- Porque dormirá donde nos encontremos, no necesitará una habitación a oscuras.
- Igualmente, se dormirá solo.
· Es conveniente también que los padres se acuesten pronto, pues si trasnochan, a la mañana siguiente, cuando los niños se despiertan a su hora habitual, no estarán animosos y con buen humor, porque sólo desearán dormir.

2. Comida

· Nunca debe comer a deshora
· Beber agua abundante antes de cada comida, y no beber comiendo,si es posible.
· Siempre sentado en su silla.

o Desayuno temprano:
- Fruta fresca, yogur, pan, miel, frutos secos
o Comida (a las 12-13)
- Ensalada cada día.
- Comida familiar, de todo
- No hay postre de fruta.
- Si ha comido muy poco, yogur, frutos secos.
o Merienda frugal:
- Fruta o yogur.
- Pan o galletas.
o Cenar, temprano:
- Ensalada o hervido. Pan.
- Si cena muy poco, yogur.

3. Descanso y actividad

· Debemos estar atentos para que tenga ampliamente cubierta su necesidad de sueño.
· El niño debe acostarse enseguida de comer y de cenar:
- Para que no coma nada más, prolongando su propia comida.
- Para que no se desvele.
- Se dormirá antes si se habitúa a ir de la mesa, relajado, a la cama.
· Realizará los paseos, juegos y actividades de mayor cansancio en las primeras horas de la mañana y de la tarde, cuando está recién levantado.
· No es bueno ir de la cama al sofá, porque no está cansado. Eso crea niños pasivos y vagos.

4. Voluntad y disciplina

· El horario será flexible y personalizado a cada edad.
· Con cariño, le animaremos para que se ilusione por las cosas que va hacer.
- Se sentirá más feliz y animoso.
- Lo hará con mayor esmero.
- Tendrá mayor satisfacción.
· En todo caso, si se niega a obedecer, podemos decir: ahora toca esto (dormir, etc.) y lo debe aceptar
· Antes de tomar cualquier decisión, lo pensaremos bien, y ya no cambiaremos, salvo que haya una razón para ello, en cuyo caso, se lo explicaremos.
· Nunca cambiaremos por el capricho del niño.

5. Clima de confianza y alegría

· Siempre que le cojamos en brazos, será una muestra de cariño, un abrazo, un premio.
· No le cogeremos en brazos para llevarlo rápido donde no quiera ir. Es mejor llevarle de la mano, lo aceptará mejor, nos escuchará y fortalecerá su voluntad.
· Cuando nos hable o pida algo:
- Escucharemos siempre.
- Si es posible, le complaceremos, así el niño será complaciente.
- Si la petición se pospone, no nos olvidaremos, pues las promesas incumplidas que reciben los niños forman adultos desconfiados.
- Si lo que pide no es bueno, se lo explicaremos con serenidad.
- - -

¿Y si el niño se porta mal, a pesar de todas estas condiciones favorables?

· Si adopta una mala costumbre, p.ej. la de meterse los dedos en la boca, y le dices que no lo haga sin éxito, no insistas.
- Aunque estés haciendo algo puedes cantar con él una canción o contarle un cuento que ya sabe, para que lo cuente contigo.
- Si no diese resultado, deja lo que haces y ponte a jugar con él o llévale de paseo.
· Si trasladas su mente a otro campo, esa manía se le quitará pronto.
· Si le pegas o le amenazas, lo hará cuando no le veas.
· Siempre debemos corregir a solas y con cariño.
· Escucharemos sus motivos.
· Le daremos una explicación sencilla y clara.
· Hará un compromiso de enmienda.

···

· Nunca se le ridiculizará delante de otros.
· No se le debe pegar ni hacer daño físico. Violencia trae más violencia.
·
No le amenazaremos, la amenaza crea inseguridad
- Si la cumplimos tendrá miedo, mentirá y obrará a escondidas.
- Si no la cumplimos será un sinvergüenza irresponsable.
· Nunca le hemos de engañar.
· No le pondremos un castigo sin estar seguros de poder hacerlo cumplir.
- El castigo de quitarle lo que le gusta no es positivo, el niño aprende a fastidiar.
- Es mejor que el castigo consista en realizar una actividad positiva: leer, escribir, dibujar, caminar, madrugar, colaborar en las tareas, etc.
· Si somos coherentes y le damos razones válidas, será razonable y coherente.

Epílogo

He querido aportar mi granito de arena a esa gran montaña que es la felicidad de tener un hijo.

Espero con ilusión que esta pequeña guía os ayude a escalarla y alcanzar la cima de la buena educación.



Elisa
Receta para cambiar la tristeza en alegría.

No hay nada más triste en la vida que ser viejo y no creer en Dios.
Cuando se es joven, ¡tira que te va! Pero con el paso de los años, la vida se va apagando como la luz del atardecer y vemos acercarse la vejez como una noche oscura, imprevisible, implacable...
Notas que vas perdiendo la memoria, la vista, el oído; ves cómo se van debilitando tus fuerzas... Para muchas personas la vejez es la fealdad, la enfermedad, el dolor, la soledad y la inutilidad. Y ese drama lo levamos todos dentro, con mejor o peor talante.
Algunos se apresuran en gastar y disfrutar lo poco que les queda de estar en este mundo, como si quisieran apurar los últimos sorbos de la copa de la vida. Otros amasan dinero, pensando que así estarán mejor cuidados; pero a medida que aumentan sus ahorros, crece también el miedo a perderlos porque desconfían de todo.
Es como un niño que se ha perdido en el bosque y la noche se le echa encima. ¡Si encontrase la mano de su padre! Pues lo mismo que cesa el llanto de un niño en los brazos de la madre o del padre porque en ellos encuentra seguridad, así el hombre encuentra en el amor del Padre la única y verdadera seguridad. Si yo quiero a mis hijos y los querré siempre, ¿cuánto más me quiere mi Padre Dios? Si yo cuido a mis hijos todo lo bien que puedo, ¿cuánto más me cuidará Dios que todo lo puede.
Pongamos nuestra vida en las manos de Dios. Tenemos un tesoro, que es nuestra experiencia, y también la prudencia y paciencia que hemos conseguido a lo largo de nuestra vida.
Podemos ser amables y serviciales, y aún en caso de no poder hacer nada, podemos hacer compañía a otra persona. Y sobre todo, podemos hacer oración. Rezar es mucho más que hablar con Dios, es estar con Él, el Padre siempre en vela que toda la vida te ha esperado, el amigo fiel que siempre está a tu lado. Nunca está solo el que siente y goza de tan amable compañía. De día y de noche Él te escucha, cuéntale tus dudas y pesares. Y tu miedo se volverá paz y confianza, y tu tristeza, alegría.

Una historia real

Era por aquel entonces mi hijo pequeño, David, alumno del parvulario de María Auxiliadora, anexo al Colegio Salesiano de San Juan Bosco, donde después realizó sus estudios.
La profesora había convocado una reunión de madres para informarnos sobre el Festival de fin de curso que se estaba organizando.
Nos dijo que todos los niños de la clase debían llevar un disfraz de "prehistórico", al estilo de Pedro Picapiedra. Era muy sencillo, una especie de camiseta larga, cosida por un hombro y con el otro al descubierto. Ella misma nos facilitó el patrón, indicando unos establecimientos donde podíamos comprar el tejido de "borreguito", similar al que llevan algunos forros de abrigo.
Para que nos resultara más económico, dado que el patrón iba cortado en diagonal, nos sugirió que nos agrupásemos de dos en dos para comprarlo, así se aprovechaba mejor el corte de tela. Y en un instante, no sé si por razones de amistad o de vecindad, quedaron todas las madres emparejadas. Yo me quedé perpleja, no conocía a las madres que estaban a mi lado, y me quedé sola.
Cuando la profesora preguntó si había quedado alguien sin pareja, levanté la mano. Ella me dijo: Hay una madre que no ha venido a la reunión, si quieres, te doy su teléfono para que puedas contactar con ella; los niños están muy ilusionados, y sería una pena que alguno no pudiese participar.
Aquella noche llamé por teléfono a esta madre y le conté lo ocurrido. Le pregunté cuándo podíamos ir juntas a comprar el tejido.
Mira,- me respondió,- es que yo trabajo y no puedo ir.
-Bueno, no pasa nada, yo iré, y te pondré el patrón cortado en una bolsa. Mi hijo se lo dará al tuyo en el colegio.
-!Ay, si es que no tengo tiempo para coser! Me sabe mal pero...
-Chica, no te preocupes, si son cuatro puntos, ya te lo mandaré cosido.
!Ah, la señorita nos dijo que para el ensayo general quería comprobar que todos los niños irán vestidos correctamente, además que a ellos les hace mucha ilusión ponerse el traje.
Así que nos pidió que vayamos las madres, porque si los tiene que vestir ella a todos...
-Es que yo no puedo, ¿sabes? Tenemos un negocio, y yo, entre la casa y la tienda, no paro. Lo siento, pero..
.
-No pasa nada, como iremos un montón de madres y abuelas, no te preocupes que tu niño no se quedará sin vestir.
Bien, me alegro de hablar contigo. Ya nos veremos el día del Festival.
-Oye, mira, muchas gracias por todo, no sabes cuánto te lo agradezco, pero ese día tampoco podré ir. Mi hija mayor irá con su hermano...
Sin comentarios. Donde está tu tesoro, está tu corazón.

La ideología de género

Son muchos los programas de Radio María que nos informan de la actualidad. No al modo de la televisión, que parece el extinto periódico "El caso", con lo que se fomenta la inseguridad y la desconfianza entre las personas, sino exponiendo los hechos y proponiendo soluciones, a la luz del Evangelio.
Creo que este resumen puede ayudarnos a entender este concepto tan usado actualmente.

LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO
De la conferencia de D. Benigno Blanco, presidente del Foro español de la familia, en Radio María. 26 de octubre de 2009.
Pido disculpas si omito algo, o pongo de mi cosecha, pues no pude tomar nota en ese momento.
La lucha de la mujer por tener un puesto en la sociedad viene de antiguo, pero sus primeros logros son recientes.
Con la revolución industrial del s. XIX se acrecentó el problema de los roles familiares: la mujer en casa, al cuidado de los hijos, etc. pero fue en la primera guerra mundial cuando, por la escasez de algunos productos, y dado que los hombres estaban ocupados en la contienda, en algunos estados europeos se animó a las mujeres a trabajar en las fábricas. Ellas acudieron muy dispuestas, pero eso sí, tuvieron que cortarse las faldas. No podían hacer su trabajo con aquellos vestidos hasta el tobillo. Lo mismo ocurrió con el cabello. Y aquello ya no tuvo vuelta atrás.
En la primera mitad del s. XX las democracias occidentales fueron aceptando el voto de la mujer, fue un paso importante este reconocimiento.
La mujer se fue abriendo paso en la sociedad. La incorporación al mundo laboral era un hecho.
La educación de las niñas comenzó a ser equiparable a la de los niños.
Pero fue a partir de 1968, con el mayo francés, cuando las cosas tomaron otro rumbo.
Lo que hasta entonces había sido un deseo de Estar, igual que el varón, en la empresa, la sociedad, la política, etc. pasa a un Ser igual que el varón, rechazando el sexo como una realidad natural y afirmando que es una diferencia sólo cultural.
Fue la francesa Simone de Beauvoir, con su lema "la mujer no nace, se hace", quien lideró este movimiento.
Comienzan con un cambio lingüístico: destierran el término sexo, que hace referencia a hombre y mujer, y se denomina género, que admite la variante de neutro.
Manejan conceptos como "tendencia afectivo-sexual" y" libertad afectivo-sexual", para dar paso a la idea de que el ser humano puede ser igualmente homosexual o heterosexual.
Defienden también el ser transexual; dicen que se puede ser hombre con cuerpo de hombre o de mujer, y a la inversa. Todo es posible.
Todo, menos el rasgo que configura específicamente a la mujer, que es la maternidad. Este nuevo feminismo radical defiende a ultranza la antinatalidad en todas sus formas: anticoncepción, aborto, píldora abortiva, esterilización...cada uno puede hacer lo que quiera.
Quien no comparte sus ideas es tachado de homófobo ( homo: igual, fobia:manía, aversión ).
Aunque Jesucristo fue el primero que defendió a la mujer, estos movimientos arremeten contra la Iglesia, la gran defensora de la ley natural. Los que no conocen la Ley de Dios, sí conocen esta ley natural, inscrita en la conciencia de todo ser humano.
Con vistas a la Asamblea mundial de El Cairo, a finales de los años 80, el papa Juan Pablo II advirtió a los representantes católicos del peligro que representa el que estos vocablos sean aceptados, y puedan figurar en las disposiciones finales.
Ya en el Congreso mundial sobre la mujer, celebrado en China, estos términos se fueron infiltrando irremediablemente.
Esta ideología, por evidente que nos parezca que es errónea, que va "contra natura", se ha extendido mundialmente. Hay gobiernos que la favorecen, como el que nos gobierna actualmente en España, legalizando las uniones gay, y sobre todo con la asignatura obligatoria de Educación para la ciudadanía, que contiene estos principios.
Igualmente han calado en las altas instancias de la ONU y sus filiales UNESCO, FAO, UNICEF...
El cristiano responsable se pregunta: ¿qué puedo hacer?
Benigno Blanco contesta: 1º.-Formarnos, leyendo y escuchando a los que saben más que nosotros.
2º Hablar , defender nuestra postura con serenidad y humildad. Proponerla, no imponerla a nadie.
3ºAsociarnos. La unión hace la fuerza. El que está solo es presa fácil de los depredadores.
No lo dijo, pero pienso que lo hace; yo añadiría: rezar. "Haz todo lo que puedas, reza por lo que no puedas".

viernes, 8 de enero de 2010

Mi regalo de Reyes

Desde que, en la Pascua del año 2001 recogí mis papelillos escritos, con motivo de presentarme al concurso de poesía, no había vuelto a hacer otra "recogida".
Entonces el promotor fue Pedro, que lo reunió todo con la biografía de mi madre titulada "Canto a la vida". Por entonces estaba yo muy ocupada, y fueron Pedro, Enrique y Cristina, a punto de dar a luz a María, los que mecanografiaron mis borradores.
Y aunque no obtuve el premio, como era de esperar, sí tuve gran contento al ver mi pequeña obra.
Ahora he intentado componer un cuadernillo con lo que he ido escribiendo después de aquella fecha. Echo de menos algunos papeles, sobre todo un poema que escribí, con gran cariño y esmero, al Corpus Cristi, una festividad muy entrañable para mí.
Si vale la comparación, se cuenta de W. Amadeus Mozart que encendía su estufa con los papeles de las partituras, por lo que muchas de sus composiciones se perdieron irremisiblemente. Bueno, en este caso las pérdidas no son tan valiosas.
He disfrutado mucho escribiendo, y ahora recomponiendo y recordando.Son como fotos de un álbum.
Espero que os guste y lo disfrutéis vosotros también, va todo mi amor con ellos.
GRACIAS
Me gustaría contaros
una historia de verdad.
Es la historia de mi vida,
nada de particular.
Nací en Bicorp, en la sierra,
pueblo de habla castellana,
gente noble, recia, llana,
cuyo sustento es la tierra.
Eran años de postguerra,
de pobreza y privaciones,
pero también de riqueza,
de esfuerzos y de ilusiones.
Yo fuí muy afortunada:
mis padres, Pedro y Amparo,
ansiaban una niña;
siempre fuí la hija adorada.
Era un poco miedosilla,
tímida, ingenua y locuaz.
-¿Qué es eso, Luis? - Mataelisas.
Mi hermano me hacía rabiar.
Del día de Comunión
guardo muy grato recuerdo:
fuí a comulgar con mis padres.
Aquello parece un sueño.
Era una alumna aplicada,
estudiosa y obediente,
¡lástima que no haya becas
para que estudie la gente!
Dios quiso hacer el milagro:
pude estudiar bachiller,
y después el Magisterio.
Ya era toda una mujer.
Entonces me enamoré
y cambié mi vocación:
en vez de maestra, madre,
nunca dudé en la elección.
La infancia de mis pequeños
la llevo en el corazón.
Fueron años de fatigas,
de alegrías, de oración...
Los niños iban creciendo
sanos, robustos y fuertes,
cuando llegamos aquí
eran ya unos muchachetes.
Los abuelos nos legaron
-año ochenta, mes de mayo,-
casa grande y huerto grande;
todo estaba descuidado.
Sólo una cosa pedí
al gran Dios de la Bondad:
"Señor, que estemos aquí
en amor y en amistad".
Empecé a hablar valenciano,
aunque de aquella manera,
gracias a vuestra acogida
no me sentí forastera.
Aquí pasaron los padres
su final de vida en paz,
y también la tía Eve,
un corazón-catedral.
Han pasado veinte años
y ahora son ya mis nietos
los que vienen a Anahuir
con alegría y contento.
¡Cuántos los favores son!
¡Cuánto me habéis ayudado!
No quiero citar a nadie,
no quede alguien defraudado.
Gracias a todos os doy
por este pueblo sin par,
y si Dios me lo permite,
aquí me quiero quedar.
Esto lo escribí para el "Llibret de festes"
Fiesta de Nuestra Señora de los Angeles.
Anahuir, 2 de agosto del año 2000.
- - -
NO SOY POETA
Alguien me ha dicho
que no soy poeta,
y es verdad;
y, sin presunción lo digo,
tal vez ni quiero serlo
en realidad.
De niña sólo soñaba
con ser maestra de pueblo,
o de aldea,
pues crecí entre gente ruda,
pero con el alma llena
de nobleza.
También comencé muy niña
a rezar las oraciones
con mi madre,
para pedir al Señor
que diese el don de la fe
a mi padre.
Pude cursar mis estudios
por un milagro de Dios
que me ama,
Y me sentí tan feliz
que deseé que el estudio
no acabara.
Apenas pude ejercer,
pues me enamoré muy joven,
casi niña.
Todo lo dejé gustosa
para unirme al hombre que amo
todavía.
Mi espíritu decantado
como el vino del lagar,
con los años,
ya no sueña en enseñar
a los niños de mi pueblo,
ni lejanos.
Pero aquella semillita
de pedir a Dios la fe
ha crecido;
ahora es árbol frondoso
que a la humanidad entera
da cobijo.
Yo siento como San Pablo
que, comparado con Dios,
todo es nada,
y predico con mis obras,
pero cuidando la boca
bien cerrada.
Tantos años de desierto
sin abrir un libro apenas
voy rumiando.
Vuelven a mi boca cuentos,
y poemas y canciones
voy cantando.
Un día, sin saber cómo,
se me ocurrió algo nuevo,
original,
y empecé a escribir en verso
como si Dios me mandase
predicar.
No utilizo la metáfora
ni palabras elegantes
de poeta,
sólo busco claridad
para que llegue el mensaje
de profeta.
No ansío fama ni gloria,
sólo una cosa anhelo
en mi vida:
que el mundo crea y se salve,
que surja una humanidad
redimida.
Dicho así
parece una quimera,
una utopía,
mas yo creo, Señor,
que estás a nuestro lado
día a día.
Que contigo nuestra barca
no naufraga;
que tu amor es infinito,
es nuestra paga.
AMANECER
Al despuntar el día
con la luz primera,
cantan los pajarillos
en la arboleda.
¡Ya viene la aurora!
-repiten gozosos-
Quien duerme a esta hora
es un perezoso.
El aire fresco,
las nubes blancas
y aromas verdes
cada mañana...
Brilla una estrellita
a la luz del alba:
Stella matutina,
Virgen Sagrada.
Y...¿por qué, madre,
sólo quedó una?
Pues...será la hermana
de la hermana Luna.
El azul cielo,
la blanca estrella,
¿hay algo más bello
en toda la Tierra?
Ahora mis amigos
aún están durmiendo.
Ellos nunca han visto
lo que yo estoy viendo.
Gracias, Padre bueno,
por el nuevo día.
Gracias por amarnos,
gracias por la vida.
- - -

"ANOCHE, CUANDO LLAMASTE..."
-Mamá, no lo sé seguro,
¿qué dirías si volviera?
No recuerdo bien qué dije;
ahora tengo mil ideas.
Si tú fueras pajarillo,
sería nido amoroso
´y si fueras cabritillo
´yo, cobijo montañoso.
Parece contradictorio,
pero en verdad no lo es:
yo no te traje a este mundo
para amarrarte a mis pies.
Quise enseñarte a volar,
o a navegar, como quieras,
tú eres navío, yo el puerto,
el mar no tiene fronteras.
Cuando yo era niña y joven
soñaba con ser maestra,
enseñar a muchos niños,
viajar a lejanas tierras.
Después conocí al papá,
después mis nueve retoños;
ya no quiero ver el mundo,
sólo me importáis vosotros.
Cuando seas padre, yo creo,
te ocurrirá como a mí,
las ilusiones de ahora
valdrán poco para tí.
Huye del protagonismo,
hay que aprender a escuchar.
Los vicios nos encadenan,
¡amar es la libertad!
Sólo una cosa, hijo mio,
te dará felicidad:
Vive siempre rectamente,
deja estelas de amistad.
Es el tesoro más grande
que pueda el hombre alcanzar,
nuestro mayor enemigo
es nuestra debilidad.
Tú ya lo sabes, te quiero,
y sé que eres responsable.
Piénsalo bien y decide,
yo soy tu amiga y tu madre.
David fue a Santander porque
pensaba estudiar allí.
Sólo estuvo unos días y volvió.
Cuando llegó encontró un
escrito bajo la almohada...
CANTO AL CREADOR
Había una vez un bosque
repleto de maravillas;
tenía árboles grandes,
gruesas ramas, hojas, piñas...
¡Qué silencio!
El viento, al rozar las copas,
las mece en suave rumor,
cual beso de una a otra.
Era tanta la espesura
que apenas entraba luz.
Abajo, setas y musgo,
En lo alto se oye el cu-cú.
Tiene este pequeño bosque
una fuente cantarina,
un pequeño manantial
de agua pura y cristalina.
Los pequeños roedores
que habitan en madrigueras
tienen olfato muy fino
y el oído siempre alerta.
Hay jabalíes y zorros,
quizá algun lince también;
tienen pequeños cachorros,
y cazan para comer.
Allá, en la escarpada cima,
destaca hermosa silueta:
finas patas, corto hocico,
es la cabrita montesa.
En estas tierras no hay monos,
pero van de rama en rama
las aves y sus retoños
piando en la madrugada.
Es un canto al nuevo día.
¡Ya comienza la jornada!
-uno a otro se susurran-
Es como una acción de gracias.
Las lechuzas y los buhos
que en la noche maquinaban
con la salida del sol
se baten en retirada.
En medio de nuestro bosque
hay un árbol centenario
que a una familia de ardillas
en él cobija a diario.
Las pequeñas ardillitas
siempre están correteando;
como no van a la escuela,
todo el día están jugando.
Luego, en el tronco del árbol,
papá ardilla cuenta un cuento,
mamá prepara la cena
y así pasan el invierno.
Querida amiga ardillita,
quiero que seas feliz,
en tu bosque y en tu árbol,
siempre jugar y reír.
Siga el cielo tan azul,
cante el agua cristalina,
que pueda oírse el cu-cú,
que pueda jugar la ardilla.
Que la humanidad lo vea
y viva con alegría,
para dar gracias a Dios
creador de maravillas.
UNOS VERSOS PARA ALI
¿Te gusta la poesía?
Algo me dice que sí.
Bueno, aunque no soy poeta
esto lo dedico a tí.
No es tan bello mi poema
como una estrella, una flor...
Sale de mí, va hacia tí,
con cariño te lo doy.
En verdad, ¿nos conocemos?
Llegaste con la pandilla,
nos vimos así, de lejos,
y esbozaste una sonrisa.
Comprendo tu timidez,
yo sé bien, querida Alicia,
pues también fui novia joven,
lo que son estas cosillas...
Así, sin mediar palabra,
tenemos un mediador.
Tal vez te ha hablado de mí,
una madre sólo soy.

Una madre que desea
lo mejor para los dos:
ahora, pura amistad,
mañana, el más puro amor.

OTOÑO 2001
Mi niña María
y el pequeño Juan,
angelitos rubios,
dos trozos de pan.
Una manta al suelo,
reír y jugar,
-¿qué pasa, mi cielo?
Se ha puesto a llorar.
La tomo en mis brazos,
vuelve a sonreír,
¡qué poco hace falta
para ser feliz!

APRENDIENDO A RECITAR
Voy a subir
a lo alto del cielo.
Cuando sea oscuro,
esta misma noche,
voy a traer
la estrella más linda
a la "mami" que quiero.

BODA DE LUCÍA
¡Ya llegó el gran día!
Vicente y Lucía se van a casar.
¡Que vivan los novios!
Que vivan por siempre la ilusión de amar.
Es fácil decir :
"Yo te querré siempre,
y no necesito
papeles ni jueces".
Mas cuando la risa
en llanto se vuelve,
y el camino llano
cuesta se convierte...
Yo recordaré
la hermosa promesa
que firmamos hoy
en alegre fiesta.
Promesa de amor,
de fidelidad,
de ayudarte siempre,
de siempre escuchar.
Y me dará fuerza,
me dará ánimo,
si algun día parece
que el camino es largo.
Hay un horizonte
de buenaventura
para quien perdona
siempre con ternura.
¡Todo es alegría
y felicidad!
Vivamos por siempre
la ilusión de amar.
Anahuir, 24 de marzo de 2002
- - -

¡FELIZ PASCUA 2002!
Son tantas las cosas buenas
que vamos a celebrar
que sólo puedo decir:
"Gracias, Padre de Bondad".
Cumpleaños de María,
santo de Herminia, también,
Juan ha cumplido un añito,
y veinticuatro Daniel.
Juan sabe ya dar besitos,
María ya pide agua,
y parecen dos gatitos
que yo no cambio por nada.
Una tarde que Cristina
se ocupaba del jardín
quise dormir a María;
sólo lloró un poquitín.
Mientras mi nieta lloraba
pensaba yo en el buen Dios;
ella, en la cuna sentada,
y yo de pie en el rincón.
La niña no me veía,
lloró un poco y se durmió;
atenta a que no cayese,
mirándola estaba yo.
Así hace Dios con nosotros,
mirándonos con cariño,
cuidando que no caigamos
como si fuéramos niños.
Daniel encontró trabajo,
ojalá le vaya bien;
nos ha hecho un regalito,
mandó unos botes de miel.
Siguen las buenas noticias,
no acaba aquí lo bueno:
Enrique ya tiene novia,
¡será por cortarse el pelo?
No os podéis imaginar
la alegría de una madre.
-Mamá, que ya tengo novia.
Son cosas inolvidables.
No sé qué sería de mí
si no fuera por vosotros.
Soy una madre feliz,
vosotros sois mi tesoro.


UN DÍA MUY ESPERADO
Con nombre de ángel,
pues tal vez lo es,
ha llegado a casa
nuestro Rafael.
"Muy dura la prueba,
muy grande el querer,"
eso Herminia y Rafa
lo saben muy bien.
Su muerte anunciada
era un gran pesar;
lleva preparada
el agua bautismal.
¡Ha nacido bien!
La inmensa alegría,
como un espejismo,
se esfumó en un día.
Va perdiendo peso,
no puede orinar,
y no tiene fuerzas
ni para mamar.
La lógica humana
nos induce a error:
si ha de estar enfermo,
que muera es mejor.
¡Perdón, Padre nuestro!
¡Clemencia, Señor!
¿Qué mal hemos hecho?
¡Ten piedad de nos!
Y escuchaste el llanto
de tus hijos fieles,
les diste una luz,
los hiciste fuertes.
Lo han dejado todo,
con el niño van...
¡Señor, aquí estamos,
haz tu voluntad!
Cerca está el Señor
de los que lo invocan,
y así, poco a poco,
el niño mejora.
Ya está en una cuna,
le van a operar...
Son buenas noticias,
pero hay que esperar.
Todo salió bien
en la intervención,
y luego unos días
en observación.
Ya vuelven a casa
con su chiquitín.
Una nueva vida
empieza a sonreír.
Que nunca olvidemos
este gran favor.
¡Gracias, Padre bueno,
Padre del amor!
Que igual que nos amas
sepamos amar,
y estemos dispuestos
siempre a ayudar.
Anahuir, 5 de junio de 2002
Festividad del Corpus
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"MADRE PARA SIEMPRE"
Madre,
que al comenzar la vida,
me viste nacer,
y morir;
madre,
que tanto me quieres,
aunque no pude hacerte
sonreír.
No llores por mí,
pues por el Bautismo
soy hijo de Dios.
Y estando con Él
gozo eternamente
su inefable amor.
Y ya que mi Padre
me llevó consigo,
seré para siempre
vuestro intercesor.
Quiero verte alegre,
como yo lo estoy,
que seas feliz,
como yo lo soy.
Igual que dormido
me viste partir,
recuerdo sereno
seré para tí.
Que yo nunca sea
llanto desolado,
sino amor que eleva,
en Dios confiando.
Te doy gracias, madre,
por darme la vida,
y, pues sé que me quieres,
te pido un favor:
Que nunca se seque
esa fuente de vida,
que brille por siempre
esa llama de amor.
- - -
Cuando iba a nacer Rafael nos dijeron
que difícilmente podría sobrevivir.
Su madre llevó agua del río Jordán,
y fue bautizado enseguida.
Escribí esto, muy emocionada.
Gracias a Dios, vive feliz;
nunca tuve que dárselo a mi hija.
- - -
LEJOS, Y CERCA.
Esta noche he soñado
que estabas lejos,
en un pequeño valle
del Pirineo.
Allí donde el invierno
es todo blanco,
y siempre verde y fresco
es el verano.
Soñé que te llamaba,
aunque a través del cielo;
y que tú me escuchas
y que estás despierto.
Y rezamos juntos,
y te mando un beso.
¡Que tengas buen día!
siempre te deseo.
Te siento tan cerca
al oír tu voz,
que noto tu mano
y tu corazón.
Haz el bien que puedas,
piensa en los demás.
Sólo en el amor
la dicha hallarás.

"A María, brasileña."
La amabas
sin conocerla.
Llorabas por ella,
por ella y por sus hijos...
Aún me parece verte
alzar la cabeza lentamente,
perdida la mirada,
los ojos fijos...
Hablaba en su defensa
tu ardiente corazón:
-Sólo los niños pues...
-Te he dicho ya que no.
...
Deja que te comprenda
pues también yo he llorado
alguna vez
Déjame consolarte
como solía hacerlo
en tu niñez.
Cuando le conocí era joven
y lleno de afanes solidarios,
mas se tornó previsor
y dejó de buscar lo extraordinario.
Empezó perdiendo
la confianza en Dios,
y así fue olvidando
lo que es el amor.
Amor es entrega
y alegre servicio,
amor es disculpa,
y del mal, olvido.
Quien pone su seguridad
en el dinero,
nunca está tranquilo
pues teme perderlo.
Él se siente solo,
-no confía en nos,-
Noticias de fuera,
que de casa, no.
¡Qué ciegos los hombres!
Duro el corazón
de quien sólo confía
en su propio yo.
"Vive como quieras,
ya se apañarán",
son los postulados
de modernidad.
¿Quieres ser feliz?
Vive para amar.
Quien esto te dice
te ama de verdad.
A mi hijo David. Verano 2002
_ _ _

"Milagros Peris, in memoriam."
Alguien preguntó quién era
cuando hablábamos ayer.
-Una chica que vivía
sólo para hacer el bien.
Toda repleta de fieles
la iglesia de la Merced.
Vienen a decir adiós
a un alma que ha sido fiel.
Unos son juniors y padres,
otros vecinos del barrio
que lloran emocionados
a su querida Milagros.
Ella vivió para Dios
-fue la primera lectura-
ella murió para Dios.
Hoy se cumple esta Escritura.
Aceptó su enfermedad
con mucha resignación.
¿Qué es lo que te ha dicho el médico?
-Todo está en manos de Dios.
Así, al final de su vida
se desentendió de todo,
como una vela encendida
que se ha apagado de pronto.
Sólo cuando el sacerdote
le lleva la Comunión,
sonríe por un instante
y se llena de ilusión.
Siempre la recordaremos
con su gran vitalidad,
sus piropos, su alegría,
y sus ganas de ayudar.
Ha muerto Milagros Peris,
Milagritos, Milagrín.
No ha muerto, sólo se ha ido
hacia una dicha sin fin.
- - -

"Gracias, Gregorio"
No es porque fuera
un hombre importante,
no era Don Gregorio,
Gregorio, sin más;
sino por su vida,
y por su talante,
que a este hombre bueno
no podré olvidar.
Con amplia sonrisa
y gesto de amigo
depara noticias
a todo vecino.
No sólo el diario
y noticias reparte,
su coche es un taxi
que Anahuir comparte.
-Que me voy al médico.
-Que voy al mercado.
Guardaba paquetes,
tomaba recados...
Era una persona
siempre disponible,
servicial y amable,
abierto y flexible.
Su larga jornada
sin días de fiesta,
sólo la interrumpe
su tranquila siesta.
Y luego de cenar,
sus manos mañosas,
o sacaban cuentas,
o arreglaban cosas.
Incluso en la Iglesia
-aunque no iba a Misa-
repara los bancos,
y encolaba sillas.
Su familia llora
con gran desconsuelo,
y a ella nos unimos
todos los del pueblo.
Doy gracias a Dios
por habernos dado
este padre bueno,
este hombre honrado.
Te pido, Señor,
ten misericordia,
y acoge a Gregorio
contigo en la gloria.
Anahuir, 29 de enero de 2004
- - -
"Día de la madre"
Erase una vez
una madre buena.
De amor a los suyos
era su alma llena.
De día y de noche,
siempre disponible.
Con Dios a su lado,
todo le es posible.
Algunos, -que dicen
querer de verdad-
creen al amado
de su propiedad.
Quien ama de veras
es como mi madre:
se olvidó de sí
pensando en cuidarme.
Si alguna vez llora
por mi proceder,
-perdóname,madre,
no lo haré otra vez.
Mi madre sonríe,
ya todo pasó,
sólo la comparo
a la Madre de Dios.
¿Hasta cuándo, madre
me querrás así?
Yo te querré siempre,
así soy feliz.
- - -

"Mi perro Scott"

Hoy he perdido un amigo,
un amigo muy querido.
Mi padre solía decirme:
-Cuando algo mal ha salido,
si aprendes bien la lección,
no estará todo perdido.
Y en medio de mi dolor,
pues hoy me embarga la pena,
quiero aprender la lección
de esta criatura buena.
Era Scott un perro joven,
marrón claro, "Labrador",
era un animal precioso,
maravilla del Creador.
Quiero destacar sus dotes
como perro silencioso;
ni ladridos ni alboroto,
siempre fiel y bondadoso.
Por su inocente mirada
Pedro le llamaba"ojitos".
Eran ojos de bondad
sus grandes ojos de niño.
Muy alegre y juguetón
y a la vez, respetuoso;
cuando se acuesta a mi lado
mueve el rabo , cariñoso.
Con caricias y silencios
aliviaba mis problemas.
Compartió mi soledad
y disipó mi tristeza.
Gozaba al verlo correr,
era muy ágil y fuerte;
su ansia de libertad
le ha ocasinado la muerte.
Deseo ser como él
y dar al mundo alegría.
Tan paciente, tan discreto,
¡qué agradable compañía!
Y, pues toda criatura
tiene a Dios por Hacedor,
yo quiero darte las gracias
por tu regalo, Señor.
Quiero dar gracias a Dios
por el tiempo que ha vivido,
porque con él he gozado,
porque de él he aprendido.
Gracias, Señor, yo te doy
por tus bellas criaturas,
por el mundo que creaste,
por tu lección de ternura.
Gracias te doy por Scott,
mi perro bueno y querido,
y por su grato recuerdo
que no caerá en olvido.
Bien podríamos decir,
por su nobleza y bondades:
"yo quisiera ser civilizado
como los animales".
Anahuir, 3 de junio de 2005.
- - -
A MI NIETA
Mireia,
miracle,
corazón herido
y amor de madre.
A los pocos días
de recién nacida
Mireia mamaba,
mamá sonreía.
La niña está hambrienta,
los ojos abiertos,
los puños cerrados,
y el vivir, incierto.
¿Qué siente una madre
con su hijita al pecho
cuando hay tantos niños
que mueren hambrientos?
-El martes la operan...
-Estamos rezando.
Todo saldrá bien,
en Dios confiamos.
Cuando se sufre,
cuando se espera,
cuando a Dios se implora,
se ama de veras.
Mil vicisitudes,
¡qué meses tan largos!
Tres operaciones,
cuerpecito exhausto....
-¿Cómo está tu nieta?
-Pues...no va mejor.
-¿Y cómo está Herminia?
-Con mucho valor.
-¿Y de dónde saca
tanta fortaleza?
-Hay mucha gente
que por ellos reza.
Son muchos creyentes
de España y de Italia
que al Rey Celestial
mandan su plegaria.
Y la madre ruega
con fervor creciente:
¡Dios mío, Dios mío,
Tú todo lo puedes!
Y el Señor la escucha,
nos escucha siempre.
¡Bendita Mireia
que a tantos conviertes!
Con la Pascua llega
la buena noticia:
- Está mejorando,
¡Mireia respira!
Que salga ya pronto,
que vuelvan aquí.
Que tenga una vida
alegre y feliz.
¿Por qué no sentimos
el mal de otros niños
y sólo lloramos
cuando es nuestro hijo?
Vamos a rezar
por todos los hijos,
vamos a ayudar
a todos los padres.
Hay que reparar
este mundo injusto,
y que nadie nunca
se muera de hambre.
Yo quiero firmar
este compromiso:
quiero vivir pobre,
quiero salvar niños.
Anahuir, 16 de abril de 2006.
Domingo de Pascua, ¡Aleluya!

"A Pedro Tortosa, con gratitud."
A la media luna,
a la luna llena,
¡ya viene Pedrito!,
¡ya está aquí la rueda!
Los niños de ahora
no son como antes;
Pedrito aún recuerda
que iban a esperarle...
Una camioneta
de tercera mano,
gracias, Dios Bendito,
que ya hemos llegado.
Estos caballitos
tienen alma y vida,
parece que trotan,
parece que brincan.
El alma es Pedrito,
él les da la vida.
Con ellos sustenta
hermosa familia.
Fue predestinado:
nació en plena feria.
Lleva ochenta años
siempre con la rueda.
No veréis un hombre
más bueno y sencillo.
Diminuto el nombre,
el dorso, fornido.
Játiva está en feria,
toda engalanada,
pero sin Pedrito
no sería nada.
- - -
EL SUEÑO DE FRAY FIDEL
En un pueblecico
érase una vez
un buen frailecico
llamado Fidel.
Vivía en el convento
desde que era chico,
y de todo el mundo
era gran amigo.
De buena mañana,
como cada día,
toca la campana
lleno de alegría.
Convoca a la Misa,
a las doce, Angelus,
y reza despacio
el Santo Rosario.
Tenía el convento
una fuentecica
de cantar alegre
y agua cristalina.
Allí se reúnen
los niños del pueblo
mientras Fray Fidel
les cuenta algún cuento.
Y aquel frailecico
que hablaba risueño
era tan feliz
cual del mundo dueño.
...
Como es ya muy viejo
el padre prior
le libra de cargas
de mucho sudor.
El buen Fray Fidel
se puso a pensar
pues, ¿qué voy a hacer?
no sé descansar.
Y al caer la tarde
propuso a los chicos
hacer un Belén
y cantar al Niño.
-Aún falta mucho
para Navidad.
-No importa, que es mucho
lo que preparar.
Con una bolita
debarro cocido
hacemos la cara
del Recién Nacido.
El cuerpo, de alambre,
y una camisita;
ya le han colocado
sobre las pajitas.
Los ojos pintados,
la boca y nariz...
el Niño sonríe
y parece feliz.
Pasaban los días,
las tardes, también;
los niños acuden
a hacer el Belén.
Le traen palitos
y alguna madera,
un poco de lana
y trozos de tela.
¡Faltan pocos días
para Navidad!
Voy a darme prisa
para terminar.
Fray Fifel estaba
muy ilusionado
pero aquella noche
se acostó cansado.
Fray Fidel dormía
y a la vez, soñaba
que allí, con María,
el Niño lloraba.
¿Por qué llora el Niño?
-preguntó José.
_¿Qué tienes, mi cielo,
que yo no lo sé?
¿Tienes frío, acaso,?
¿Tienes hambre o sed?
Dime por qué lloras;
yo te cuidaré.
El Angel se acerca
y le dice al oído:
-Yo sé los secretos
del Recién Nacido.
El Niño no llora
de hambre ni sed;
llora por aquellos
que ve padecer.
El mundo es injusto;
los hombres no entienden,
y así, unos derrochan
y otros carecen.
María pregunta:
-¿Se puede arreglar?
Y el Angel responde:
-Es cuestión de amar.
¡Fray Fidel, despierta!
Es de día ya.
¡Toca la campana,
que hoy es Navidad!
-No llores, Jesús,
Salvador bendito,
que quiero ser pobre,
quiero ser tu amigo.
Pues, si siendo rico,
pierdo tu amistad,
¿qué sentido tiene
ya la Navidad?
Hoy, al llegar los niños
quiero contarles,
en vez de cuento, el sueño,
para animarles.
Les diré que no puede,
con falsedad,
vivir un cristiano
la Navidad.
¿Y si no me atrevo?
-piensa el buen Fidel-
Ya los chicos entran
en grande tropel.
-Buen día,Fray Bueno,
pues¿qué tal está?
Tome este regalo,
¡feliz Navidad!
-Pero si yo no...
-Si le va a gustar.
Todos han pensado,
como regalo
pedir al Rey Mago
un dromedario.
y aquí está el dinero
para comprarlo.
-¿Un dromedario?
-O una vaca, quizá,
que dé buena leche
y pueda saciar.
A unos nos sobra,
y a otros les falta,
este año, de Reyes,
pedimos la vaca.
Jesús nos ha dicho:
"A esto he venido,
a salvaros del mal
y del egoísmo"
Fray Fidel le abraza
muy emocionado,
y los niños se agolpan
en torno al anciano.
Y todos contentos,
los grandes y chicos,
en la Navidad
cantan villancicos.

"En Tí confío"
Es primavera,
es abril,
y amanece
en Anahuir.
Mi corazón,
abierto al nuevo dia,
disfruta la creación
que nos llena de vida.
Brilla el verde claro
de la hierba
bajo el verde oscuro
de la arboleda.
Mece las espiguillas
un viento suave.
Juegan mariposas,
revolotean al aire.
Un gorrioncillo
picotea en el suelo
alguna semilla
que cayó del cielo.
Pían sus hermanos
cerca, en la pinada.
Exultan de gozo
en cada alborada.
Embriaga el azahar
desde los naranjos
y el sol, cual celoso,
viste anaranjado.
Contempla gozoso
tras el alto monte
colinas azules
en el horizonte.
Todo en primavera
es luz y alegría.
La casa y el patio
cobran nueva vida.
Brotan los rosales,
también el jazmín;
limonero en flor
y flor el alhelí.
Vienen los gorriones
y las golondrinas,
y un negro estornino
con la pata herida.
Es un poco tímido,
no se deja ver;
le puse miguitas
y agua de beber.
Si el ala se cura,
volverá a volar.
¡Adiós, estornino,
aquí está tu hogar!.
Pienso que quizá
tendré que dejar esto
y siento tristeza
del futuro incierto.
Pasan por mi mente
en la alegre mañana
imágenes, recuerdos,
anhelos y añoranzas.
¡Cuántas veces he cantado:
"Levanto mis ojos a los montes..."
Y el auxilio me ha venido del Señor
para aliviar mis sudores!
Aunque me dicen:-estás encerrada-
yo siento que vuelo
hasta la lejanía
igual que mi mirada.
-Mi vida está en tus manos,
no tengo ningún miedo.
Quien confía en Tí
vive siempre sereno.
Sé que Tú me amas
y me das lo mejor;
yo quiero ser dócil,
ser fuente de amor.
Anahuir, Día de Pascua. 2006
"Adiós a mi madre"
¡Adiós, madre!
¡Adiós, madre querida!
Te llama nuestro Padre
a la tierra prometida.
Ese cuerpo cansado
de tantas labores,
esa frente arrugada
de tantos sudores,
esas manos otrora
inquietas y habilidosas,
esas mejillas
antaño rosas...
Hoy empiezas, madre,
una nueva vida
donde hay paz, amor
y siempre alegría.
Allí encontrarás
a tu querida Carmen,
la hermana pequeña
que tanto cuidaste.
A tu hermano Pepe,
que fue como un padre,
al pequeño Juan
y hermanas que amaste.
También a mi padre
y a los tuyos...
¡qué gozo volver
a estar todos juntos!
Ya te vas al Cielo
a la tierra nueva
donde nuestro Padre
con amor te espera.
Yo te echaré de menos,
fiel compañía,
madre amorosa
de noche y día.
Mas sé que me esperas
allá en la Gloria
y estarás siempre viva
en mi memoria.
Adiós, madre.
Adiós, madre querida,
hoy comienza en tí
una nueva vida.
_ _ _
"Madre del amor hermoso"
Hablar de mi madre
es hablar de amor,
es decir lo que siento
en mi interior.
Amor es entrega
y alegre servicio,
amor es diculpa
y del mal, olvido.
El amor no tiene edad,
nunca envejece;
tampoco tiene rostro,
aunque ángel parece.
El amor mece
las cunas de la tierra,
el amor sabe
cuanto la vida encierra.
El amor salva
lo que está perdido,
el amor guarda
el secreto escondido.
Tan fuerte es el amor
que el mar y el viento
no pueden comparársele
un momento.
Y es tal su calor,
tan encendido,
que puede fundir hielo,
y hacer al otro, amigo.
Tan bello es el amor,
tan entrañable,
que al enfermo y al viejo
hace agradable.
La flor se marchitó,
pasó la vida.
Te vas, madre,
a la gloria prometida.
Pero aunque ya no estés
a nuestro lado,
tu amor será por siempre
recordado.
Bicorp, 30 de agosto de 2006
- -
Aunque me habéis pedido que mi "Regalo de Reyes" sea sobre mis poemas, me parece oportuno
terminar con este escrito, que es en prosa, y no es mío, pero espero que sea de vuestro agrado.
Una oración muy actual.
Santo Tomás Moro, que vivió en el s.XVI, rezaba así:
"Dios mío y Señor, muy bueno para este tiempo de tanta inquietud y tantas cosas negativas.
Señor, dame una buena digestión, y, naturalmente, algo que digerir.
Dame la salud del cuerpo y el buen humor necesario para mantenerla.
Dame un alma serena, que tenga siempre ante los ojos lo que es bueno y puro, de modo que
ante el pecado, no se escandalice, sino que sepa encontrar el modo de remediarlo.
Dame un alma que no conozca el aburrimiento, los ronroneos, los suspiros y los lamentos,
y no permitas que tome demasiado en serio esa cosa entrometida que se llama el yo.
Dame sentido del humor para que sepa sacar un poco de alegría a la vida, y pueda compartirla."
Fue canciller del rey Enrique VIII de Inglaterra. Cuando éste se divorció de su primera esposa,
Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos, y se separó de la Iglesia proclamándose jefe de
la iglesia anglicana, Tomás Moro no quiso firmar su desobediencia al Papa y obediencia al rey,
por lo que fue encarcelado en la Torre de Londres, y más tarde, decapitado.
Hombre muy instruído y poderoso en su época, supo anteponer su dignidad como hijo de Dios
y su ejemplo como padre ante su numerosa familia. Son muy interesantes sus escritos, cartas
a sus hijos, las visitas de su hija Margarita cuando estuvo preso en la Torre...
Su obra más famosa es "Utopía". Su fiesta se celebra el día 22 de junio.
Por ser un hombre íntegro, es el patrono de los políticos.