viernes, 23 de septiembre de 2011

ADORACIÓN PERPETUA

Adoración Perpetua

Desde niña he sido muy devota de la Eucaristía.

Recuerdo con todo detalle los preparativos de mi Primera Comunión, que hice con tan sólo siete años. Era el jueves de la Ascensión del Señor, 19 de mayo de 1955. Mi madre enmarcó la estampa que me regalaron ese día como recuerdo, y todavía la tengo colgada sobre mi cama.

Había venido a Bicorp un cura nuevo, D. Antonio Muñoz Palacios, natural de Sueca; era un sacerdote joven, recién ordenado, lleno de fervor y de entusiasmo. Organizó la catequesis y revitalizó el pueblo. Poco después acometió la restauración de la iglesia, que había sufrido gran deterioro en la guerra civil.

Recuerdo que un día, probándome el vestido que me estaban cosiendo para ese día, mi tía dijo a mi madre: Tiene que ir la mejor.

A lo que ella repuso: ¿Por qué la mejor? Irá bien y nada más. Así era mi madre.

También me acuerdo con qué insistencia rogué a mi padre que comulgara ese día. No es que fuese incrédulo, pero los hombres, en mi pueblo, solían confesar y comulgar por Jueves Santo, (era la Misa que más me gustaba a mí ), pero ya no volvían a recibirla en todo el año. D. Antonio invitó a los padres a acompañar a los niños y comulgar con sus hijos, y así fue. Esa fue mi primera experiencia misionera.

¿Por qué cuento todo esto?

En primer lugar, para dar gracias a Dios que ha hecho realidad en mí esa palabra suya: “En el vientre materno te escogí…”

Nací y crecí en sencilla y honrada familia, cuando era hora de mi formación, vino un sacerdote casi santo; el Señor me condujo por sus caminos, me salvó de las alimañas…

Y lo cuento también para que los padres buenos y los curas casi santos vean que su siembra, bajo el cuidado del Señor, fructifica, florece y da fruto.

Es la pena que tengo cuando pienso en muchos de nuestros niños y jóvenes, privados de toda formación espiritual, engañados por esta sociedad hedonista y consumista. ¿Sobre qué están cimentando sus vidas?

Me siento bendecida por Dios como madre de familia numerosa, pero por eso mismo he tenido poco tiempo para mi. Poca oración, poca meditación… pero como decía nuestra Santa Teresa: “También entre los pucheros anda el Señor.”

Ya mayor, la misericordia de Dios me echó un cable con Radio María. Desde el Encuentro de familias en Valencia, el año 2006, soy asidua oyente. Con ella he recordado cosas que aprendí, he aprendido muchas nuevas, y sobre todo he podido descubrir al Padre misericordioso. De verdad, soy feliz.

Con esta radio sigues la actualidad en la Iglesia, te sientes parte de ella. Y cada vez que he oído que en tal localidad se iniciaba la Adoración Perpetua, me alegraba mucho, y pensaba si sería posible también aquí, en Játiva.

Como infraestructura, somos fuertes: tenemos el Seminario Menor Diocesano, cinco parroquias, más la iglesia de San Francesc. Dominicas contemplativas en Consolación, y varias congregaciones de vida activa: el hogar de San Antonio, el colegio de Dominicas, las religiosas de la Beni… no sé si me dejo algo.

Pero la realidad humana no es tan halagüeña: la secularización ha dejado su huella. Apenas se ven niños y jóvenes en nuestras celebraciones, y también entre los que estamos hay a veces tristeza y desánimo.

Yo me siento como aquel pobre Palleter que, según la Historia, “li declará la guerra al gran Napoleón”.

Pero el Señor me desvela, me dice que haga algo. Que encienda el fuego, que despierte a mis hermanos.

Hace unos días recibí la revista “Misión”, que cultiva los valores y el pensamiento cristiano. Y en una página que hablaba de la Adoración Perpetua encontré esta dirección:

http://adoracionperpetua.info

En ella viene una información muy completa. Os invito a que lo leáis.

Siguiendo su consejo, he rezado, y he pedido a mis hermanas de Consolación que rueguen al Señor, para que, si es su voluntad, pueda establecerse la Adoración Perpetua en Játiva.

Puede parecer una locura, pero por mucho que nos lamentemos, y nos quejemos de la actual situación, eso no soluciona nada.

Ese mismo informe de internet advierte que la objeción más usual es que digamos que cuando hay un acto eucarístico acuden pocos fieles, y es verdad. Pero dice también que si se amplía la posibilidad a todas las horas del día, la respuesta es mejor, y, sobre todo si se hace una buena misión, los resultados pueden ser sorprendentes.

¿No sería esto un soplo del Espíritu para el Itinerario de Renovación Diocesano que comenzamos este año?

¿Y las mismas asambleas y reuniones no servirían para llamar adoradores?

¿Y la misma formación no nos daría fuerza y perseverancia?

“Velad y orad para no caer en la tentación”- recomienda Jesús.

Y a aquellos escogidos que estuvieron con Él en Getsemaní les dijo: “¿No habéis podido velar una hora conmigo?”