jueves, 2 de abril de 2009

Día de lluvia

Cantan los pajarillos
en la arboleda,
se ponen muy contentos
cuando la lluvia cesa.

Son como niños,
cantan y ríen...
Nunca sabremos
lo que se dicen.

Tal vez estén diciendo:
-"No tengáis miedo.
Aquí somos felices
y no hay granero.

Unos comen insectos,
otros semillas,
la natura está llena
de maravillas.

Tenemos nuestras plumas
para abrigarnos,
incluso cuando llueve
no nos mojamos.

Nuestra casa es el árbol,
todos cabemos.
¡Cuidado con el fuego,
que perecemos!

No viváis preocupados
por la comida.
Trabajad y esforzaos,
sí, con medida."

Pienso que también se escuchan
entre ellos.
Quizás algunos traigan
mensajes nuevos.

Quienes saben del monte
y sus secretillos,
no hacen daño a animales
ni pajarillos.

¡Qué bueno si obrásemos
todos así,
siguiendo a Francisco,
el Santo de Asís!.

Que a la luna y al sol
llamaba hermano,
y al mismísimo lobo
tendió la mano.

No fue gesto de porfía
o de valor,
sino fuente de alegría
y de amor.

Quisiera ser pajarillo
y estar contenta,
tener alma de niño
o de poeta.

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Cuando se vive en el campo, en contacto con la naturaleza, es más fácil estar inspirado. Estos versos los escribí, tal como dice el título, un día de lluvia.Junto a nuestra casa de Anahuir hay una pequeña arboleda, y es hermoso despertar cada día con el canto de los pájaros. "Despiértenme las aves... dice nuestro Fray Luis de León.En los días de lluvia los pajarillos se mantienen silenciosos, pero cuando termina ésta, es un revuelo apoteósico, un concierto extraordinario.Su alegría es contagiosa, os invito a comprobarlo.