jueves, 19 de marzo de 2009

Cuento para dormir

-Mamaíta, tengo sueño.
-Venga, vamos a dormir.
-Primero cuéntame un cuento,
ese que me hace reír.
"Esto era un rey que tenía
un palacio de marfil,
cuarenta caballos blancos
enjaezados de rubí..."
-No, ese no,
uno de pobres;
aquel que me gusta a mí.
-Pues vamos a ver...

"Érase una vez un niño
que se llamaba Aladín.
Vivió en la lejana China,
en la ciudad de Chín-Chín.
Sólo tenía dos cosas:
un carro y un parasol
apenas oía su nombre
miraba a quién lo llamó.
-Aladín, llévame al centro.
-Enseguida voy, señor.
-Aladín, llévame a casa.
que me esperan, por favor.
Aladín pasa los días
sólo con su parasol.
Lleva y trae, trae y lleva
siempre lo hace con amor.

Un día llegó una niña,
la pobre, nada le dio,
pero Aladín la condujo
donde ella le indicó.
Era un hospital muy grande.
Decía: "San Juan de Dios"
allí, unos cuantos hermanos
atendían con amor.
-Estaba mi madre enferma
-la niña le relató-.
Ahora ya se ha puesto buena
vamos a casa las dos.
-¿Dónde es tu casa?. -Le dijo.
-Bajo el puente del Gran Sol.
Y tú, ¿dónde vives? -Pues....
bajo de mi parasol.

Salió la madre estrechando
a su hija con emoción.
-¿Quién es este niño? dime
-Es mi amigo desde hoy.
Me llamo Aladín, señora
y voy con mi parasol
para ganarme la vida
honrado y en paz con Dios.
-¿Quieres vivir con nosotras?
No es mucho, pero algo son
una cama, una silla
y un cocido de plumón
Y desde aquel día grande
ya nunca solo vivió
porque los tres componían
una familia de amor."